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LOTE 570
Precio 7.500 €
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"La Inmaculada Concepción".
Óleo sobre lienzo
Palomino se formó en filosofía, teología y derecho en Córdoba, a la vez que estudiaba dibujo y pintura con Juan de Valdés Leal, y con Juan de Alfaro y Gámez, con quien entró en contacto en 1675 y 1678. Palomino se trasladó a Madrid en 1678 para perfeccionar sus habilidades como pintor. Allí, entró en contacto con el círculo de artistas activos en la corte de Carlos II y, a través de Claudio Coello, llegó a la atención del rey, quien lo nombró pintor real. Con la llegada en 1692 del pintor napolitano Luca Giordano a la corte, sintetizó su estilo con las influencias napolitanas.
Sin embargo, aparte de pintor, `Palomino, ha pasado a la historia del arte español como gran teórico, gracias a sus escritos y su tratado de teoría del arte en tres volúmenes, "El museo pictórico y escala óptica", ordenado en tres volúmenes: La teórica de la pintura (1715), La práctica de la pintura (1724) y El parnaso español pintoresco laureado (1724), que incluía un volumen completo de biografías de artistas españoles y extranjeros activos en España en el siglo XVII. Ello le valió el apodo de "el Vasari español".
Existe una Inmaculada, firmado "Palomino fbt", de escala menor que fue vendida en Chirstie’s el 19 de septiembre 2013, lote 459, que fue catalogada y fechada por el profesor Don Enrique Valdivieso, como obra de mano de Antonio Palomino y ejecutado poco después de la llegada del pintor a Madrid, hacia 1680, señalando que se trata de un tratamiento hasta ahora desconocido de esta composición. Dado que esta tela es de menor tamaño y de una ligereza de cierto abocetamiento, podemos llegar a la conclusión que podría ser el modellino para la pintura que aquí exponemos; cuya calidad y estado de conservación nos hablan de un Palomino que está influenciado por la pintura barroca madrileña sin perder su esencia andaluza en la iconografía inmadurita. Esta obra inédita del pintor cordobés aun contiene una Virgen recatada cuyo manto cae y no se expande por el golpe de viento, como después haría por la influencia de las obras de Carreño de Miranda o Claudio Coello. Esta diferencia de evolución y de aceptación del nuevo lenguaje madrileño lo podemos apreciar al comparar esta obra con La Inmaculada Concepción conservada en el Museo Nacional del Prado, pintada hacia 1762, en los últimos suspiros del barroco.
Medidas:165 x 113,5 cm.
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